Hoy hacemos un viaje a través del tiempo para contarte la innovadora y divertida historia de los relojes Swatch, una de las marcas más emblemáticas y orgullo Swiss Made para el mundo.
El tiempo es lo que hacemos con él. Esto lo tuvo muy claro su fundador Nicolas G. Hayek quien aprovechó de la crisis una oportunidad para sacar a flote la industria relojera suiza, que a principio de la década de los ‘80 se encontraba bajo la amenaza de un mercado que parecía comenzar a ser dominado por los asiáticos, quienes fabricaban relojes de cuarzo más baratos y totalmente funcionales.
Ante esta incertidumbre inició el increíble éxito de Swatch, en 1983 para ser exactos. Con una propuesta innovadora de un producto que revolucionaría la industria suiza, logrando salvar miles de empleos y recuperando la posición de liderazgo en el mercado mundial.
Antes de Swatch, un reloj suizo era un artículo minuciosamente fabricado con cientos de piezas diminutas montadas a mano y con un movimiento mecánico que era garantía de calidad y precisión Swiss Made de por vida, pero todo ese arte significaba un precio y no todo el mundo se podía dar el lujo de tener más de uno.
La revolución de Swatch comenzó bajo la primicia de innovación y asequibilidad. Los primeros relojes fueron lanzados en marzo de 1983, reduciendo en su fabricación el número de componentes de un reloj tradicional de 100 o más piezas a tan sólo 51. A partir de ese momento la precisión y calidad suiza comenzó a estar al alcance de muchos y de pronto ese éxito se comercializó en todas partes del mundo.
El bajo costo y sus atractivos diseños hicieron que entonces las personas pudieran comprarse no sólo uno sino incluso un segundo reloj, lo que en inglés sería Second Watch y de ahí viene el origen de su nombre: S-W-A-T-C-H.
Un nuevo concepto de reloj suizo había llegado: dejó de ser un objeto de lujo para romper todos los esquemas y convertirse en un accesorio de moda que expresaba perfectamente todos los estilos y personalidades.
Nuevos materiales, como el plástico, posibilitaron infinitas formas, diseños, colores y tecnologías como el moldeado por inyección. El éxito fue tanto que ya un segundo no era suficiente, había lugar para un tercero, un cuarto reloj y una fila de clientes esperando la llegada de una nueva colección.
En 2006 alcanzaron un hito con la fabricación de 333 millones de unidades.
El avance de las tecnologías ha permitido a la empresa no parar de crear. En 1991 llegó la segunda revolución: el Swatch Automatic, el primer reloj que no usaba pilas y se activaba sólo con movimiento, siendo capaz de seguir funcionando en reposo gracias a su reserva de 90 horas.
En 2013 nacería lo que hoy conocemos como Sistem51, un modelo con movimiento totalmente automático de 51 piezas unidas por un único tornillo central.
La marca no deja de impresionar, con una larga lista de colecciones como Skin, considerado el reloj más delgado del mundo; los Flik Flak con líneas infantiles, divertidas y educativas; hasta la más reciente y audaz creación Swatch Big Bold con diferentes variantes y llamativos diseños.
En 2020, dio un giro a toda esta historia llena de emociones y colores. Los relojes de la marca se renovaron para estar en sintonía con la madre naturaleza, sustituyendo materiales convencionales por otros de origen ecológico. En septiembre lanzó la colección BIORELOADED, con los emblemáticos diseños de los primeros modelos pero esta vez bajo el siguiente concepto: Born in 1983, Made in 2020.
Un nuevo capítulo en la historia, este 2021 se reinventa una vez más con la colección BIOCERAMIC, un material totalmente nuevo que mezcla cerámica con plástico de origen biológico, la nueva generación de materiales Swatch.
Modernos, creativos, divertidos, coloridos, artísticos, emocionales y siempre visionarios, la marca más famosa de relojes en todo el planeta siempre tendrá algo nuevo que mostrarnos.